Historias para reflexionar
Los tres manzanos
Esta es la historia de tres manzanos que con motivo de la celebración del festival de las frutas, decidieron hacer un concurso para ver quien ganaba el primer premio.
Su dueño todos los días le proporcionaba del agua más rica y clara de su manantial, para que dieran las más ricas frutas. Así fue como el primer árbol, que era muy ambicioso, prometió dar una enorme cantidad de manzanas, como para llenar 5 cestas y así ganar el primer premio. El segundo árbol, que era muy creído y superficial, prometió dar las manzanas más grandes y rojas de todo el pueblo y así ganar el primer premio. Mientras que el tercer árbol, que era muy modesto y humilde, sólo prometió dar su mejor esfuerzo en retribución a todo el amor que le daba su dueño.
Después de un mes, los manzanos se esforzaban por cumplir sus promesas. Ya el primer árbol tenía una gran cantidad de manzanas, como para llenar la primera cesta de las 5 que prometió. El segundo árbol ya mostraba unas enormes y rojas manzanas, las más grandes del pueblo, como lo prometió. Mientras que el tercer árbol apenas empezaba a asomar unas diminutas manzanas. Inmediatamente los otros arboles empezaron a burlarse de él, llamándolo holgazán por no esforzarse lo suficiente. Pero el tercer árbol no se desconcentraba de su labor, y no hacía caso de los señalamientos de sus amigos, porque el no quería deslumbrar a nadie, ni quería premios, el sólo quería retribuir el amor que su dueño profesaba en su cuido.
El festival de la fruta llegó, y cada árbol mostró orgulloso su trabajo. El primer árbol, tal como prometió, presentó 5 cestas de hermosas manzanas, sin embargo se había concentrado tanto en su ambición de producir más y más manzanas que estas salieron insípidas y sin sabor. El segundo árbol, tal como prometió, llenó una cesta de las manzanas más grandes y rojas de todo el pueblo, pero se esforzó tanto en las apariencias que produjo frutas amargas y corrompidas por dentro. Mientras que el tercer árbol, con su humildad y modestia de siempre, produjo una cesta de manzanas de tamaño promedio, pero las más ricas, jugosas y dulces manzanas de todo el pueblo. Entregó su cesta de fruta con mucho orgullo, producto de su gran esfuerzo y trabajo duro y ganó el primer premio, pero no se vanaglorió con esto, pero si sintió mucha satisfacción al ver la cara de alegría de los niños cuando probaban sus frutas.
La enseñanza de esta historia es que, no importa que tanto des, y lo hermoso de lo que des, lo importante es que siempre des lo mejor de ti. Sólo el esfuerzo y trabajo duro rinde fruto, pero esfuerzo y trabajo duro dirigidos a causas vanas o satisfacer ambiciones personales no siempre dan satisfacciones reales, sin embargo direccionar ese esfuerzo y trabajo duro a causas nobles, da las más grandes satisfacciones de las que puede sentirse orgulloso ser humano alguno.
Espero que les haya gustado la historia.
